sábado, 22 de febrero de 2020

COMPROBADO: LO QUE MÁS DEMENCIA A UN ANCIANO NO ES EL ALZHEIMER, ES EL HOSPITAL

  Una mañana soleada de febrero, mi madre volvía a casa tras comprar el pan y unas hojuelas (dulce típico de invierno) que había comprado para regalar a su prima. Previamente, a primera hora de la mañana se había hecho unos análisis de sangre para controlar sus niveles de vitamina B 12 que, junto con un anticoagulante que tomaba hacía 6 meses, era el único tratamiento médico que necesitaba a sus 93 años.

  Nada más entrar recibe una llamada de teléfono de su médico porque, con carácter urgente, le habían avisado del laboratorio por observar en el análisis unos niveles de hemoglobina que de haberse instaurado de forma brusca serían incompatibles con la vida.

  Sorprendentemente mi madre estaba tan pichurri, haciendo vida normal, pasando la mopa al piso, cocinando, saliendo a la calle a sus compras, a pasear, a quedar con las amigas y muchas cosas más.

  Ingresa urgente en el hospital; transfusión de sangre y hierro. En la habitación tenía frío con cinco capas de ropa puestas y 28º en el termostato; notaba cosas raras en los ojos que no pudo describir; se pasaba el día pensando que no iba a dormir; tuvo diarrea; le costaba subir y bajar de la cama y después de unos días, tras recibir el alta, tenía cara de haber sido abducida y devuelta a nuestro planeta. Lo que estaba claro es que la anemia no la fastidiaba tanto como el encierro en ese lugar.

  Ya en su casa pareció que recuperaba el sentido y aunque algo inestable (como si se le hubiese olvidado andar), empezaba a ser ella misma.

   ANCIANO Y HOSPITAL es un combinado peligrosísimo que hay que evitar siempre que se pueda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario