domingo, 7 de octubre de 2012

MI PERRA ¡ TAMBIÉN TIENE URGENCIAS !

 Hasta hace poco yo no había tenido nunca perro, por lo que desconozco casi todo de estos compañeros caninos.

Nuestra perra es un carlino de tres años cuya vida se reduce a dormir, comer y dar paseitos cortos.

El carlino es una raza bastante delicada, son perros que no soportan temperaturas extremas, son propensos a las dermatitis, tienen problemas en los ojos porque los tienen enormes y saltones, pueden tener enfermedades neurológicas, respiran con dificultad por la forma de su hocico, o sea, un animal como la flor de pitiminí.

El año pasado al ponerle la vacuna antirrábica tuvo un edema angioneurótico (hinchazón de toda la cara) en la consulta del veterinario, le pusieron corticoides intravenosos rápidamente y cedió el cuadro. Este año al ponerle otra vacuna, la triple vírica, tuvo otra vez una reacción alérgica generalizada ¡pero a las seis horas de vacunarla!. Yo estaba en la calle, había salido del trabajo y fui a tomar una cerveza con mis compañeras, cosa que no suelo hacer, pero hacía calor y era viernes; eran casi las diez de la noche; mi hija me llamó por teléfono para decirme que la reacción iba aumentando con el paso del tiempo. Recordé que tenía Urbasón en casa pero ni  repuñetera idea de las dosis de medicación para los perros. Gracias a mi enfermera que estaba conmigo, había tenido mascota toda la vida y me aconsejó una dosis de 20 mg.
Llegué a casa corriendo y la perra tenía la cara como un balón y urticaria generalizada, se movía desesperada por el picor. Le agarré la pata y con los nervios le puse por lo menos 30 mg. Con esa megadosis se le pasó en unos minutos y a la media hora ya estaba comiendo (eso era muy buena señal).

Pero, ¿no me puedo librar de las urgencias ni en casa?.Yo me hago el harakiri.