Media tarde, una chica joven viene super-urgente desde la consulta de su veterinario y es atendida primero por su enfermera.
_ ¿Qué te ocurre?
_ Vengo para que el médico me ponga tratamiento para un parásito.
_ Pero ¿tienes lombrices?¿has visto algún gusano en la taza del váter? ¿has viajado a la selva amazónica y tienes diarrea?
_ No, no me pasa nada, me envía el veterinario para que el médico me ponga tratamiento para un parásito de mi perro.
_ Espera que llamo al médico a ver si se aclara.
Su médico le pregunta: ¿ Pero se trata de una zoonosis y tu perro te ha contagiado? ¿de qué parásito se trata? ¿tienes diarrea?
_ ¡Ay! pues no se, no me ha hablado de ninguno en concreto y yo estoy perfectamente.
A la médico se le cae la gota de sudor como a shin chan.
_ Pues así, por las buenas, si tú no tienes ningún síntoma y no sabemos si el parásito es del perro, tuyo o del veterinario, vuelve a su consulta y entérate bien del asunto y si no, mejor todavía:
¡ CAMBIA DE VETERINARIO!
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