domingo, 23 de noviembre de 2014

LA CONSPIRACIÓN

Uno de los problemas que más nos incomoda a los médicos en general y a mí en particular es, que te llamen urgentemente porque hay una persona enferma mental que está fuera de si, bien por un brote agudo de su enfermedad, bien porque ha dejado la medicación o por cualquier otro motivo que la ha desestabilizado.

Normalmente los pacientes acuden a ingresar en Psiquiatría sin oponer resistencia, algunos incluso te lo piden ellos mismos el ingreso, pero hay otros que con cara de pocos amigos y porqué no decirlo con ojos de loco, se niegan en rotundo a ir a ningún sitio; entonces hay que acabar llamando a la Policía y al juez para un ingreso forzoso. Son momentos de gran tensión emocional para todos los que componen esa escena: paciente, familiares, sanitarios, policías... y el enfermo mira a su alrededor con el convencimiento de que todos conspiran contra él.

En otras ocasiones la urgencia es puntual, concisa y siempre a la misma hora.

Hortensia era una enferma psicótica que a las ocho de la tarde con puntualidad germánica  y todos los días, llamaba por teléfono al Centro de Salud y decía siempre la misma frase: ¨ QUITADME LA CONSPIRACIÓN ¨. El primer día que llamó para hacer su petición, la persona que estaba al otro lado del hilo intentó enterarse de qué conspiración se trataba, pero ante la explicación incongruente, larga y sin sentido de Hortensia, acabó por espetarle: ¨YA TE LA HE QUITADO¨; la paciente le dio las gracias y al día siguiente... y al otro... y al otro... le quitaba la conspiración telefónicamente con lo que recuperaba la tranquilidad.

Sería estupendo que con un chasquido de dedos alguien pudiera recuperar, aunque sólo fuese momentáneamente, la cordura.



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