domingo, 14 de agosto de 2011

CONCHI Y SU AMOR DE VERANO

Os conté que Conchi tuvo un marido que conoció en terapia de grupo, del que se separó a los pocos años de casados, lo que me pareció normal si tenemos en cuenta que eran, los dos, unos neuróticos "del quince".

Durante un verano empecé a ver a Conchi muy arregladita, hacía dieta para adelgazar y en una semana renovó todo su armario gastándose un pastón en El Corte Inglés. Me confesó que se había enamorado de un hombre viudo, guapo, licenciado en Derecho, que trabajaba en la misma empresa que ella y pensaba que era correspondida. Sinceramente, me quedé ojiplática porque Conchi no era lo que se dice fea, pero era un poco bizca, tenía sobrepeso y sobre todo, estaba como una regadera.

En las sucesivas visitas a mi consulta me contó los avances de su relación, sus viajes, sus románticos encuentros...; pero yo nunca la vi acompañada por aquél hombre-joya del que me hablaba y no llegué a saber si fue una fantasía de Conchi, que en su imaginación se veía emparejada con aquél compañero de trabajo o si realmente existió un escarceo amoroso. Nunca sabré si Conchi tuvo una idea delirante o realmente tuvo un romance de verano. Me inclino a pensar que fue una historia cierta, ya que la paciente en aquellos meses no puso ningún domicilio y sus urgencias vitales bajaron de forma considerable.

Al llegar el invierno, como todas las cosas, el idilio se enfrió y Conchi dejó de hablar de él, no sin antes echar unas lagrimitas en la consulta por lo que había terminado y seguramente, porque entraba en su fase depresiva habitual. Conchi empezó a tener síntomas extraños provocados por otra enfermedad que comenzaba a dar señales en su cuerpo y que más adelante os contaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario