domingo, 24 de marzo de 2013

EL SÍNDROME DEL "SUJETADOR APRETAO"

Mariana es una paciente de 62 años que, desde hacía unos días, sufría un cuadro catarral descendente que le provocó una bronquitis de la que estaba siendo tratada. Lo cierto es que acude varias veces a consulta refiriendo que el catarro no va bien, sin poder explicar claramente porqué. Se le hizo radiografía de tórax que fue normal y le cambié el antibiótico.

 Pero una tarde vuelve a consulta de urgencias. La veo en la sala de espera con una cara extraña: pálida, con los ojos rojos y gesto de haber sido abducida. Refería dolor de cabeza y muchísimo frío en manos y pies. El caso es que la exploración clínica fue totalmente normal; pero, ante la frialdad de sus manos, la dejamos un rato en observación tapada con una manta. De vez en cuando la enfermera y yo volvíamos a su sala a ver cómo se encontraba, pero seguía diciendo que tenía frío, a pesar de que no presentaba fiebre.

En cierto momento la enfermera se fija en su espalda que tiene una marca profunda provocada por su ropa interior y le comenta:
_ Mariana , te voy a desabrochar el sujetador, que vas a estar más cómoda.
En el momento de soltar los corchetes Mariana abre  mucho los ojos y dice:
_¡Uf! pero, ¡si me encuentro mucho mejor!, ¡si ya estoy bien!

Y, efectivamente, le volvieron los colores a la cara, los ojos se le descongestionaron y parecía estar totalmente centrada.
Las tres nos miramos una a otra, varias veces, antes de echarnos a reír.

¡Toma!, ¡EL PROBLEMA ERA LA TALLA DEL SOSTÉN!


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